Xataka
Contenidos contratados por la marca que se menciona

+info

¿Cómo se sabe qué factores determinan lo que es y lo que no es el 8K real? ¿Quién los decide? ¿Cómo se comprueba? Los televisores 8K han llegado al mercado y los usuarios nos preguntamos qué tenemos que mirar para cerciorarnos de que el dispositivo cumpla con lo que anuncia. ¿Hay algún sello con el que podamos confirmar la calidad de nuestra nueva adquisición?

Lo cierto es que existen algunas definiciones ya estandarizadas, como las de la Consumer Technology Association (CTA) o la 8K Association (8KA). La estandarización de la calidad de imagen lleva años apuntando a la resolución de pantalla, pero va mucho más allá: el Input Frame Rate, el número de puertos HDMI o los nits de brillo también influyen.

7680p, una cuestión de resolución y nitidez

Como indicábamos, el 8K es conocido por la resolución de pantalla. Esto es, por el número de píxeles independientes que caben dentro de la misma. Así, si el estándar 4K tiene 3840 x 2160 píxeles, un televisor capaz de emitir en 8K tendrá cuatro veces más: 7680 x 4320 píxeles. Así lo confirmó la Consumer Technology Association a través de su comunicado durante el CES 2019; y la 8K Association coincide en este atributo.

La CTA ha sentado las bases mínimas de lo que es un televisor 8K, y lo ha hecho de forma que todos los fabricantes puedan orientar sus desarrollos a lograrlo. Algunos, como Samsung (que forma parte de la 8KA), ya lo habían conseguido con sus pantallas QLED (Quantum Dot Light) de 33 millones de píxeles. Para poder comparar, las pantallas 4K tienen ocho millones. Hablamos de un salto importante.

Esta mejora tiene que ver principalmente con un aumento de la resolución. Que dos pantallas con las mismas dimensiones físicas tengan una diferencia de cuatro veces el número de puntos de luz quiere decir que una de ellas mostrará las imágenes con muchísima más nitidez que la otra.

Para hacernos una idea podemos hacer una prueba: en un ordenador vamos a YouTube, elegimos un vídeo a 1080p y duplicamos la pantalla para dejar esta segunda emisión a 720p de forma que veamos ambas en paralelo. La diferencia, claramente visible, es similar es la que encontraremos entre el 4K y el 8K.

La calidad del escalado, clave

Otra de las demandas de la CTA hablaba de la up-conversion o capability to upscale. Lo traducimos como escalabilidad o escalado de imagen, y es mucho más importante de lo que podríamos pensar porque tiene que ver con todo ese contenido que no estaba pensado para el 8K, pero que sin duda veremos en nuestro televisor. Películas y series antiguas, por ejemplo, o vídeos que no hayan sido remasterizados, que serán muchos.

Invertir en un televisor 8K es interesante porque la producción audiovisual lleva años grabando el máster en este formato, pero perdería interés si los vídeos a 4K, 2K, o de calidad inferior, no pudiesen verse bien en él. Para explicar esto volvamos al vídeo que hemos abierto en YouTube con baja calidad, ese de 720p. ¿Cómo se reproducirá en una pantalla 8K?

La forma más fácil de escalar una imagen es duplicar píxeles para incrustarla a la fuerza en el nuevo espacio. Así, por cada píxel del vídeo de 720p el televisor 8K pondría otros seis (4320/720=6), estirando la imagen, pero también pixelándola en demasía. Evidentemente, esto no es lo que hacen los televisores QLED de Samsung, que transforman la señal mediante inteligencia artificial.

A la Consumer Technology Association no le importa mucho cómo lo hagan los fabricantes siempre y cuando diseñen un televisor 8K que escale con calidad el vídeo en SD, HD y 4K a 8K. Hacer uso en tiempo real del procesador QLED 8K Q950R, que incorpora inteligencia artificial para ir rellenando los huecos de forma realista, fue la solución dada por Samsung durante el mismo evento CES 2019.

La importancia del puerto HDMI

Los televisores inteligentes incorporan un sistema operativo capaz de reproducir aplicaciones como Netflix, HBO, Vodafone TV o DAZN, entre otras relacionadas con el contenido. Y, sin embargo, el consumo vía streaming no ha reducido la importancia del puerto HDMI. Las videoconsolas siguen usándolos, así como sistemas auxiliares de vídeo e incluso ordenadores stick, por mencionar algunos usos frecuentes.

Es por eso que la CTA exige para el formato 8K que haya al menos un puerto HDMI de alta calidad capaz no solo de procesar los 7680 x 4320 pixeles de resolución, sino capaz de hacerlo también con una profundidad de 10 bits (volvemos a ello en breve), disponer de tasas de refresco de 24, 30 y 60 frames per second (fps), o incluir el espacio de color BT.2100.

Sí, todo esto es bastante técnico y cada una de las cifras del párrafo anterior incorpora a su vez algún estándar previo. El sello de la CTA se apoya, por ejemplo, en el espacio de color y protocolo BT.2100 que la Unión Internacional de Telecomunicaciones registró por última vez en 2018. Grosso modo se trata del número de colores visibles (Rec.2100, abajo) y la forma en que se muestran.

A mayor espacio de color, más posibilidades de tonos, como veremos. En el caso de los televisores QLED se cuenta con certificados de VDE (Verband Deutscher Elektrotechniker) que confirman que son los únicos capaces de reproducir el 100% del volumen de color.

Recordemos por un instante que en este apartado hablamos del puerto HDMI que la 8KA fija en un mínimo de estandarización HDMI 2.1. Es evidente que, si se le pide a este puerto todas estas especificaciones, entonces el televisor deberá ser también compatible con ellas. Es lo que ocurre con los QLED, capaces de reproducir 7680 x 4320 píxeles a 10-bits de profundidad en 60 fps, etc. Esto nos lleva de cabeza a la profundidad de color.

Una profundidad de color de 10 bits

La única diferencia entre las dos imágenes de abajo es la profundidad de color, y sin embargo es una diferencia enorme en cuanto a la calidad de imagen. Mientras que la imagen de la derecha muestra un entorno de colores continuo, en la de la izquierda se pueden observar marcados bordes en la paleta de color. Nótese las líneas casi horizontales que varían a medida que bajamos en la imagen. Estas líneas no existen en la realidad.

Cuanto más ampliemos la profundidad de color, más colores tendrá el televisor disponibles para mostrar, y más continua y fiel será la imagen. Dar el salto de 8 bits a 10 bits implica multiplicar 64 veces el número de colores disponibles o, dicho de otra forma, incluir 64 divisiones entre cada una de las líneas horizontales de arriba.

No nos olvidamos de la luminancia

Hay algunas diferencias entre el estándar de la CTA y el de la 8KA, como el incluir o no el número de luminancias medidas en nits. La CTA no lo menciona en sus requisitos, pero la 8K Association exige un mínimo de 600 nits (candelas por metro cuadrado) para obtener el sello de 8K real.

Algunos televisores 8K de Samsung tienen brillos de hasta 4000 nits. Sumado al Q HDR y al uso de inteligencia artificial a través del procesador QLED 8K Q950R, esto permite negros más puros y blancos más intensos.

Imágenes | Josh Calabrese, Samsung, Sakurambo, Talia Cohen